Elegir la estructura corporativa adecuada es una decisión estratégica para cualquier inversionista o empresario que desee establecer operaciones en Panamá. Nuestro país ofrece diversas figuras jurídicas, cada una con ventajas específicas según el tipo de negocio, su escala y los objetivos de expansión.
A continuación, presentamos las principales estructuras y sus implicaciones legales y fiscales.
La sociedad anónima es la figura corporativa más utilizada en Panamá debido a su flexibilidad, confidencialidad y facilidad de administración.
Ventajas principales:
Responsabilidad limitada para los accionistas.
No exige capital mínimo para su constitución.
Permite la emisión de acciones nominativas o al portador (estas últimas, sujetas a inmovilización).
Aspectos fiscales y regulatorios:
Sujeta al régimen territorial: solo tributa sobre ingresos de fuente panameña.
Obligación de llevar contabilidad conforme a las normas vigentes.
Puede dedicarse a cualquier actividad lícita, nacional o internacional.
La sociedad de responsabilidad limitada combina elementos corporativos y personales, siendo una opción eficiente para pequeñas y medianas empresas.
Ventajas principales:
Responsabilidad de los socios limitada al monto de sus aportes.
No requiere capital mínimo de constitución.
Estructura interna más sencilla: los socios actúan a través de un gerente o administrador.
Aspectos fiscales y regulatorios:
Sujeta al mismo régimen tributario territorial que las sociedades anónimas.
El número de socios no puede exceder de 50.
Puede dedicarse a actividades comerciales, industriales o de servicios.
Instrumentos jurídicos sin fines de lucro utilizados principalmente para la protección patrimonial, planificación sucesoria y gestión de activos familiares.
Ventajas principales:
Separación y protección del patrimonio del fundador.
No tributa sobre rentas generadas fuera de Panamá.
Ofrece confidencialidad y estabilidad jurídica reconocidas a nivel internacional.
Aspectos fiscales y regulatorios:
No pueden dedicarse de forma habitual a actividades comerciales.
Sujetos a normas internacionales de transparencia y cumplimiento.
Creadas bajo la Ley 186 de 2020, son estructuras modernas diseñadas para impulsar la formalización y crecimiento de nuevos negocios.
Ventajas principales:
Trámites simplificados y costos reducidos.
Exenciones fiscales iniciales y programas de apoyo estatal.
Flexibilidad operativa ideal para startups y microempresas.
Aspectos fiscales y regulatorios:
Deben cumplir con obligaciones básicas de registro y contabilidad.
Pueden acceder a incentivos gubernamentales y fondos de innovación.
Las asociaciones accidentales o consorcios permiten a dos o más personas naturales o jurídicas colaborar en un proyecto específico sin crear una nueva sociedad. Están reguladas por el Código de Comercio de Panamá y son ampliamente utilizadas en proyectos de construcción, energía e infraestructura.
Ventajas principales:
No generan una nueva persona jurídica: cada parte conserva su identidad legal.
Flexibilidad contractual para definir aportes, responsabilidades y distribución de beneficios.
Útiles para licitaciones públicas, proyectos conjuntos o alianzas estratégicas temporales.
Aspectos fiscales y regulatorios:
Cada participante declara sus ingresos conforme a su participación en el consorcio.
El acuerdo debe formalizarse por escrito y puede inscribirse ante las autoridades competentes si así se requiere.
Sujetos a las normas de contratación pública y fiscalización según el tipo de proyecto.
Modelo que promueve la colaboración entre el sector privado y el Estado para desarrollar proyectos de infraestructura, energía, transporte y servicios públicos.
Ventajas principales:
Oportunidades de inversión en proyectos de gran impacto.
Contratos de largo plazo con respaldo gubernamental.
Estabilidad jurídica e incentivos fiscales específicos.
Aspectos fiscales y regulatorios:
Sujetos a aprobación y supervisión estatal.
Requieren cumplimiento de condiciones contractuales y controles de ejecución.
La elección de la estructura corporativa ideal dependerá de la naturaleza del negocio, su proyección y el perfil del inversionista. Desde la flexibilidad de una sociedad anónima, la simplicidad operativa de una sociedad de responsabilidad limitada, hasta la cooperación estratégica de un consorcio o asociación accidental, Panamá ofrece un marco jurídico sólido, moderno y competitivo.
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